Alternativa para acabar con el flagelo del narcotrafico colombiano 1


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Imaginemos un ecenario, un tris utópico pero vale la pena analizarlo. Junto con los cultivos ilícitos en la selva y el monte, hay 100 hectáreas de coca sembradas en la sabana de Bogotá, cultivados abierta y legalmente por una empresa legalmente constituída de capital colombiano y estadinense. Este cultivo está mecanizado y debidamente fertilizado aumentando la calidad y la cantidad de producción por cada hectárea. Al lado del mismo hay una planta procesadora, cuyos insumos son adquiridos legalmente bajo los impuestos que Colombia tenga vigentes a cualquier otra agroindustria legal destinada a la exportación. Esta planta procesadora, con altos estándares higiénicos, produce cocaína de la más alta calidad, así como extrae muchas otras substancias presentes en la coca y que tienen fines medicinales… incluso hoja calada que pueda ser usada para el mambeo o sobresitos de té de coca. Esta empresa, localizada cerca del aeropuerto Eldorado y conectada por rutas pavimentadas a los puertos de Santa Marta y Buenaventura, puede poner grandes cantidades de producto en Miami o Nueva York, donde redes de distribución legales llevan la cocaína a droguerías por todos los EE.UU. donde se vende al público con mínimas restricciones. Bien. Los procesos se optimizan para ofrecer la mayor calidad de producto al menor precio posible para el consumidor final. La cantidad es, sin embargo, todavía demasiado pequeña para que los EE.UU. sea inundados de por esta droga legal. En este caso, aquellos que cultivan en la selva, procesan en cambuches en el monte, sacan el producto por lancha o avioneta, ingresan la mercancía ilegalmente a los EE.UU. en cantidades muy pequeñas para ser detectadas o pagando altos sobornos y mantienen redes de distribución llenas de intermediarios… estos contrabandistas estarán compitiendo con un producto de calidad ordinaria y precio astronómico contra el producto legal.

No es su ecenario, aquí nadie se vuelve rico ni Colombia entra en una época de prosperidad y paz, pero es una alternativa para controlar el negocio ilegal de las drogas.


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