Reeligiendo 2


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Uno de los argumentos más esgrimido por los partidarios de la reelección es que debe ser el pueblo el que elija si quieren seguir o no seguir con un gobernante. Incluso algunos de los contradictores de Uribe acogen esta tesis.

Hay que tener en cuenta que la reelección de un presidente implica varias cosas:

1) la posibilidad de quien haya sido presidente de volverse a presentar.

2) la posibilidad de quien es presidente de extender su mandato por otro período.

3) el hecho de que quien es presidente esté en campaña política.

4) la posibilidad de que el pueblo no reelija a quien es el presidente actual.

5) el hecho de que las propuestas tengan nombre propio o no.

6) si se trata sólo del presidente o si incluye también a alcaldes y gobernadores.

Veamos. Antes de la constitución de 1991, era posible reelegir a un ex presidente. No estoy seguro si la norma estaba en la constitución original de 1886, pero tras la inminente reelección de Rafael Reyes, que acabó con su carrera, en 1910 se reformó la constitución para prohibir la reelección inmediata.

Entre los presidentes reelegidos siendo ex presidentes se encuentran Rafael Nuñez y Alfonso López Pumarejo. Otros ex presidentes elegidos incluyen a Alberto Lleras (pero el no fue reelegido, el fue presidente designado tras la renuncia de López Pumarejo.)

En el caso de Nuñez, el tuvo que renunciar a su presidencia para poder ser reelegido, ya que como presidente no podía ser candidato.

Nuestros ex presidentes acutales incluyen a César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Belisario Betancurt, Julio César Turbay y Alfonso López Michelsen. Samper ha dicho que si se lo permiten se lanza de nuevo de candidato. Supongo que Gaviria lo haría igualmente. Betancurt, Turbay y López lo dudo.

Uribe tendría en este caso que esperar hasta 2010 para que lo vuelvan a elegir.

Si se permite la reelección inmediata se puede plantear que sea incluyendo o no al actual gobierno. El problema es que cualquiera de las dos posturas tiene nombre propio: Álvaro Uribe Vélez. Y es muy difícil hacer el debate sin desligarnos de, bien, nuestro presidente.

Si cursa el proyecto, y se puede reelegir al actual presidente, surge entonces un problema: desde hace muchos años (desde antes de 1886, incluso) se ha prohibido que los funcionarios públicos administrativos participen en política (proselitismo político) y el presidente es, bien, el primer cargo público administrativo.

La idea de fondo es que no utilice los recursos del estado para una campaña política.

Personalmente me parece algo absurda la prohibición y ésta no hace más que convertirse en un método de persecución política. La ley debería ser clara sobre lo que constituye peculado y cualquier alcalde, gobernador o presidente es libre de participar en proselitismo político en la medida en la que no cometa peculado (desvíe fondos públicos para una campaña política).

Pero la prohibición está y no creo que la levanten así no más.

Así que el Congreso tendrá que hacer una serie de reformas constitucionales más que permitan que el presidente pueda ser candidato sin hacer proselitismo político, o algo así.

Medio absurdo, pero para eso estamos en el ex país del sagrado corazón.

Ahora, quienes quieren reelegir a Uribe como presidente, no quieren reelegir a Lucho como alcalde de Bogotá. Lucho Garzón, quien se opone a la reelección presidencial, se opone igualmente a la reelección de él mismo como alcalde (nada insalvable, en dado caso: sólo es cuestión que en 2007 diga que no quiere volverse a lanzar a la alcaldía).

Pero regresemos al punto. La reelección inmediata nos da al pueblo la oportunidad de premiar o castigar a nuestros gobernantes: si nos gustó lo reelegimos y si no no lo reelegimos.

Si parto de ahí no tengo por qué preocuparme de que la propuesta de reelección se la estemos acomodando con nombre propio a Uribe o no: Uribe debe mostrar en estos dos años que faltan para las elecciones de 2006, que merece que lo reelijamos, o el pueblo votará por otro candidato.

La otra vez en Semana hacían un análisis: hoy las Autodefensas están más o menos apresuradas para buscar algún tipo de perdón en este gobierno. Hoy las FARC están replegadas, posiblemente en un repliegue táctico, esperando a un gobierno más favorable para la negociación. Si ambos grupos creen que Uribe se quedará hasta 2010, las AUC dejarán de estar apresuradas en ser perdonadas, y las FARC podrían salir de su repliegue táctico. Esto no sólo implicaría la tradición de que las segundas presidencias no son tan buenas como las primeras, sino que harían de la segunda mitad de la presidencia de Uribe algo difícil de manejar.

Eso por no hablar del subempleo rampante, el incontrolable gasto público y la escalada de impuestos que nos afecta a pobres y no tan pobres, empleados, subempleados y desempleados por igual, que son fenómenos que ya se están dando.

Es decir que Uribe podría quemarse de aquí a 2006.

Bueno, Rafael Reyes no tuvo chance de que lo reeligieran, así que tenemos un precedente.

Tal vez la posibilidad de que podamos reelegir a Uribe en 2006 (o elegir a otro candidato enfrentado a Uribe), sea la verdadera prueba de fuego de la presidencia de Álvaro Uribe Vélez.

Pero ahí surge tambien mi mayor temor: a Uribe lo están idolatrando. Así que aunque al país le vaya mal en estos próximos dos años, Uribe seguirá teniendo una muy alta aceptación y lo reelegirán a pesar de todo, para ahí si mostrarnos nuevamente que las segundas presidencias nunca son tan buenas como las primeras.

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