Manifiesto primero que no voté por Samuel Moreno Rojas ni por el Polo Democrático Alternativo, y ese candidato y ese partidos no eran siquiera los segundos o terceros en mi lista, por muchas causas que incluyen que no los creo las personas más idóneas para continuar manejando la ciudad en la que vivo.
En parte desconfÃo de Moreno Rojas porque muchas de sus propuestas no son aterrizadas. Yo sà creo factible un sistema de tren metropolitano en Bogotá, pero no con la ligereza de cifras y argumentos que Moreno exponÃa. También concuerdo en que Bogotá necesita integrar todos sus sistemas de transporte público y en que la ampliación del Aeropuerto Eldorado, se está quedando corta. Pero no veo al Polo tomando una posición firme frente a los transportadores o aprobando los impuestos que se necesitan para la adecuación real del aeropuerto, el arreglo y ampliación de las calles, o la construcción del metro.
Pero una cosa es no creer que Moreno y su partido sean los adecuados y otra muy distinta es sugerir, como he escuchado, incluso de parte de nuestro amado presidente o sus cercanos colaboradores, que por medio del Polo la guerrilla se va a tomar a Bogotá y al paÃs.
Las pruebas son sin duda espurias. Se basan en leer a ANNCOL y extrapolar de ahà hipótesis poco sustentadas. A ANNCOL hay que leerla con cuidado porque es un órgano de propaganda y como tal miente y desfigura la realidad de la misma forma que los medios de propaganda del estado. Creer selectivamente lo que dice ANNCOL o selectivamente buscar ahà pruebas de comportamientos o actitudes no es serio. Por análisis selectivo me refiero a que si ANNCOL dice que el gobierno es paramilitar asumimos que es propaganda falsa pero si dice que el Polo es afÃn a la lucha guerrillera, entonces ahà sà están diciendo la verdad, y asà apoyar la tesis de que los del Polo son guerrilleros de amarillo.
Que las FARC digan preferir a Samuel Moreno Rojas como alcalde de Bogotá no dice nada bien o mal de Samuel Moreno Rojas. Pero si queremos partir de ahà para asegurar que Moreno tiene vÃnculos con las FARC, estamos entonces utilizando la misma lógica de quienes insisten que Ãlvaro Uribe Vélez tiene vÃnculos con los paramilitares porque Mancuso o Castaño se hayan expresado a favor de su elección o reelección. Es más, la tesis del Uribe paramilitar tiene mucho más sustento que la tesis del Moreno guerrillero, porque no se basa sólo en las declaraciones de los milicianos ilegales, sino en afinidades geográficas y de clase. Si usted y yo estamos de acuerdo en que Ãlvaro Uribe no es un paramilitar, debemos reconocer entonces que las acusaciones de Samuel Moreno como guerrillero son simplemente espurias.
Y esto si es que realmente creemos al leer a ANNCOL que las FARC prefieren a Samuel Moreno Rojas y su Polo Democrático Alternativo.
La otra gran prueba del gobierno, que todos los furibistas siguen al pie de la letra sin cuestionar, es una vieja tesis de Carlos Gaviria DÃaz, cuando fue Magistrado de la Corte Constitucional, en la que permitÃa la conexidad entre el homicidio y la rebelión para tratar al homicidio polÃtico como delito polÃtico. Bueno, aquà habrÃa que tener en cuenta un poco de filosofÃa para atacar esta idea por la idea en sÃ, y a continuación expongo mi punto de vista:
- Los estados son necesarios.
- Todo estado debe evitar la disensión que pueda llevar a su fin como estado, o no serÃa estado.
- Todo modelo de estado tiene fallas; varias de esas fallas son subsanables por los métodos que el mismo estado ofrece.
- Habrá fallas que no sean subsanables por este método, hay ahora un conflicto entre la falla del modelo y la necesidad del modelo de autosustentarse.
- Esto da lugar al derecho legÃtimo (que no legal) a la rebelión.
- Nota aclaratoria: esto no es excusa para proponer una rebelión cada vez que las fallas del modelo puedan ser subsanadas por el modelo mismo.
- Nota aclaratoria dos: tan legÃtimo es el derecho a la rebelión como el derecho del estado a preservarse.
- Nota aclaratoria tres: hay varias rebeliones que sustentan al estado actual en Colombia, incluyendo las de 1957, 1953, 1886 y 1819, entre muchas otras. Asà que nuestro estado es tan legÃtimo como lo puede ser el derecho a la rebelión.
La rebelión es asà un acto polÃtico que se legaliza una vez triunfe o llegue a un acuerdo con el estado previo. Igualmente, la legitimidad de cada rebelión debe ser relativa a la incapacidad del estado de reformarse a si mismo. Y antes de que me ataquen de guerrillero debo aclarar que esta es una posición filosófica y no estoy en ningún momento legitimando aquà a las FARC o al ELN.
Asumiendo asà que la rebelión puede ser legÃtima y que es un acto polÃtico, varios de los medios utilizados por la rebelión son sin duda conexos a la rebelión, y esto puede incluir el asesinato.
Hay otro planteamiento filosófico que expone el gobierno y sus seguidores y que deslegitima de raÃz el derecho a la rebelión.
- Colombia es un estado de derecho democrático.
- El modelo (estado de derecho democrático) está libre de fallas conceptuales, porque es el único tipo de estado en el cual las fallas de implementación son subsanables por el mismo modelo conceptual.
- Por lo tanto no existen conflictos: cualquier cosa que amenace al estado de derecho democrático es ilegÃtima.
- No existe por ende un derecho a la rebelión. Sólo amenazas al estado de derecho democrático.
Mi punto aquà no es, sin embargo, indicar que mi filosofÃa es más adecuada que la del gobierno, sino puntualizar las fallas en la lógica misma del gobierno y de sus seguidores.
El gobierno, a través de la ley de Justicia y Paz, pretendió vendernos la idea de que la lucha de los paramilitares era una lucha polÃtica y por lo tanto sus acciones eran acciones polÃticas cobijadas bajo el delito de sedición. Cuando la Corte Constitucional falló en contra de considerar al paramilitarismo como sedición, el gobierno ha movido sus maquinarias para lograr que se tipifique la sedición de manera que favorezca a los paramilitares y pueda perdonar asà a los delitos conexos, incluyendo al homicidio.
Es decir: el gobierno reconoce la conexidad del homicidio con la sedición, que al ser un delito polÃtico es indultable, y por otro lado promueve que se trate al paramilitarismo como sedición (y por ende como un delito polÃtico indultable que puede cobijar a otros delitos denominados conexos); por otro lado el gobierno sataniza a quien expone que un delito, conexo en principio con la rebelión, siendo la rebelión el delito polÃtico por excelencia, es efectivamente un delito conexo al delito polÃtico.
Esta lógica asimétrica del gobierno, que sus seguidores siguen sin cuestionar, me parece más peligrosa que la lógica asimétrica de la guerrilla, por que al fin y al cabo este gobierno encabeza al estado que yo considero legÃtimo y sus seguidores son las personas con las que yo convivo a diario.
Si esta es toda la evidencia que el gobierno puede ofrecer, aún asumiendo que sea cierta, entonces los vÃnculos entre el Polo Democrático Alternativo y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia son simplemente especulación.
Viene ahora la cuestión de la credibilidad y de los intereses de ANNCOL y las FARC. La Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL, es una organización domiciliada en Suecia y Dinamarca que reproduce los comunicados de las FARC. Es parcialmente independiente de las FARC en el sentido de que su lÃnea editorial puede publicar también (y lo hace) noticias y artÃculos de otras fuentes, pero claramente publica sólo lo que es afÃn a su lÃnea editorial: justificar la existencia y la lucha de las FARC.
AsÃ, si ANNCOL encuentra un comunicado, una tesis, o un artÃculo en la que un filósofo o un magistrado ya retirado expone la conexidad entre el homicidio y la rebelión, no dudará en publicarla, porque eso justifica a las FARC. Esto no demuestra, en punto alguno, que Carlos Gaviria DÃaz haya entrado en contacto con las FARC y les haya pedido que publicaran su artÃculo en ANNCOL.
Por otro lado ANNCOL, también publica artÃculos de otros pensadores de izquierda. Desde luego que hay afinidad entre alguien que justifica a la guerrilla que lucha contra un estado opresor (sus palabras) con la lÃnea polÃtica de una oposición democrática a tal estado opresor. Mal que bien, el Polo es percibido dentro y fuera del paÃs, y tanto por aúlicos como por detractores del gobierno, como la oposición al gobierno de Uribe. Que un colaborador de ANNCOL decida expresar que la alcaldÃa de Samuel Moreno conviene a Bogotá y a Colombia, no dice absolutamente nada de las afinidades de Moreno Rojas con las FARC. Incluso si ese colaborador de ANNCOL fuesen las FARC mismas.
Pero hay que recordar que ANNCOL es un medio de propaganda, y hay que mirar con sal sus comunicados y artÃculos.
Las FARC son las primeras interesadas en que el Polo Democrático Alternativo fracase, y podemos recordar un poco de historia. Bajo la tregua de Belisario Betancur, se abrió la posibilidad de que las FARC formaran un partido polÃtico a modo de opción (o brazo si asà prefieres llamarlo) democrática. Asà se formó la Unión Patriótica bajo el comando inicial de Jacobo Arenas, lÃder ideológico de las FARC. La Unión Patriótica no sólo aglutinó a militantes de las FARC sino a otras personas que se identificaban con la lÃnea polÃtica de las FARC, más no con la rebelión armada, y entre estas personas surge Jaime Pardo Leal. Jaime Pardo, se opuso a la dirigencia de Jacobo Arenas porque buscaba una independencia entre la Unión Patriótica y las FARC, y la lÃnea de Pardo triunfó. Pero Pardo Leal fue asesinado, como más tarde lo serÃan José Antequera y Bernardo Jaramillo, y muchos de los lÃderes regionales de la UP.
La masacre de la UP, propiciada por Gonzalo Rodriguez Gacha y los paramilitares bajo su mando, y apoyada por fuerzas polÃticas del estado, marcó un cambio en los objetivos de las FARC, que pasaron asà de una guerrilla romántica a la fuerza combativa que tuvo en jaque al paÃs a finales de los años 1990. Esa degradación de la lucha guerrillera es tan causa de los paramilitares como de las mismas FARC. El exterminio de la Unión Patriótica le probó a las FARC que no hay alternativa real de diálogo con el estado colombiano salvo el desmonte del mismo estado. Es por ello que fallaron las conversaciones de Andrés Pastrana y es por ello que las FARC ni se molestan en conversar con Ãlvaro Uribe Vélez.
Pero las FARC necesitan todavÃa autolegitimarse. Y el Polo Democrático Alternativo les resta legitimidad. Si el Polo es capaz de traer (por si mismo o en alianza con las derechas del paÃs), la justicia social y la consecución de las otras banderas de lucha de las FARC, sin necesidad de la rebelión armada, las FARC pierden entonces su justificación de ser. Si no tienen por qué luchar, y por otro lado tienen un legÃtimo temor a desmovilizarse, entonces las FARC pierden sentido, no tienen salida ni futuro.
Muchas veces se ha llamado a los izquierdistas democráticos idiotas útiles de la izquierda radical, porque prefieren recalcar los problemas del estado a condenar los desmanes de la guerrilla, y en últimas a justificar a la guerrilla y sus desmanes como consecuencias de las inequidades del estado. Pues bien, ahora los idiotas útiles de las FARC son los propios uribistas, quienes al rechazar a la izquierda democrática, de una forma tal que bien nos acerca a lo que pasó en los años 1980 con la UP, justificarán ante la comunidad internacional la existencia de las propias FARC.
Necesitamos cerrar la brecha entre el uribismo y la izquierda democrática, porque esta es la única forma de salvar a Colombia y de deslegitimar a los radicales. Esa brecha se cierra reconociendo que Samuel Moreno Rojas no es un guerrillero, y que Gustavo Petro dejó de serlo hace ya varios años. Esa brecha se cierra buscando que por medio del control polÃtico Samuel Moreno Rojas no arruine a Bogotá y no buscando, junto con las FARC, que el Polo fracase.
2 respuestas a “¿Nos tomaron Chávez y las guerrillas?”
Me encantó el estilo imparcial hasta que leà “[…]buscando que por medio del control polÃtico Samuel Moreno Rojas no arruine a Bogotá[…]”. De todas maneras se le abona el resto del artÃculo, se nota sutilmente que usted es simpatizante de la derecha, pero me le quito el sombrero por la manera tan civilizada y perspicaz con que argumenta.
Soy simpatizante de izquierda, y aunque no estoy de acuerdo con todo lo que usted afirma, pero definitivamente su artÃculo me aportó. Será que alguna vez logramos discutir asà con todos los colombianos?
Por cierto, tiene por ahà un “desida” que desluce un estilo por lo demás muy elegante.
Carlos,
Las pruebas son ESPURIAS, ¡no “espúreas”!