Esta ficción de la realidad


Que por un lado tembló, que por otro confirmaron la muerte de Tirofijo, que la farcpolítica, que el abrazo entre Uribe y Chávez con la UNASUR, que está haciendo un hermoso sol afuera mientras que tengo que dedicarme a los atrasados proyectos finales de la maestría… en fín, pasa mucho y ya no quedan muchas ganas de hablar de eso. Pero sí hay ganas de hablar, de todas formas.

Alguna vez, en mis épocas de wikipedista (y últimamente en la acción malpensante) me preguntaba porqué mis contribuciones en temas de mi ámbito profesional habían sido mínimas. Poco hablo de mi trabajo o de mis temas de interés en mi blog, o en Wikipedia, o en mis demás ámbitos de expresión.

¿Qué me lleva a disociar estos temas? Tal vez en gran medida es que soy un soñador de mundos, pero esto podría ser una irrelevante conclusión. A mi mente le encanta inventar, crear cosas que no son pero que podrían ser. La glosopoesia o conlanguísmo me han llevado a aprender de lingüística y filología. Crear mundos e historias alternas me han llevado a interesarme y aprender de sociología, antropología, historia, cultura, vexilología, política. Tal vez sueño con poder crear todo un mundo como la Tierra Media de Tolkien, y publicar historias que residan allá. Pero en todas estas ¿dónde está el mundo real en el que vivo?

Recientemente he participado en varias discusiones políticas. Este blog está lleno de especulación política. Pero manejo esas discusiones con la misma distancia con la que me separo de mis mundos imaginarios. Los mimo, les dedico tiempo, camino por la calle pensando en estos problemas reales o imaginarios, tomo de la realidad para la ficción y sigo elucubrando.

Sé la diferencia entre la ficción y la realidad. Entre mi imaginación y lo que realmente pasa, y entre la especulación sobre lo que pasa y lo que podemos asumir con un grado aceptable de certeza. Profesionalmente sé donde estoy, sé lo que debo lograr, y la realidad sigue alimentando mi ficción. Desde que tengo trece años he elaborado diseños de un imaginario computador ideal, de un sistema operativo, más tarde de un circuito electrónico, de un elemento de red, de una red compartimentada y segura, de un firewall, de un virus, de un procedimiento.

Pero a pesar de toda la riqueza que puedo tomar de mi imaginación, a pesar de todo lo que mi capacidad creativa me lleva a conocer mejor de lo que es la realidad y aprender de ella, he aprendido a callar. El mismo impulso que me lleva a aprender, a buscar, a crear, es el mismo impulso que me lleva a aislarme, a querer protegerme de quienes creen que mis elucubraciones no son más que un escape de la realidad y que por lo tanto las censuran. Y al cerrar esa puerta resulta que mis elucubraciones, que eran una aproximación a la realidad, me conducen a refugiarme de una realidad hostil.

En ocasiones puedo tomar distancia y traducir un artículo sobre los burgueses de Calais o la expedición ártica de Andrée. Hay una distancia segura entre lo que soy, mi espíritu creativo y la realidad. Pero con mi vida profesional tal distancia se reduce. Y muy probablemente por ello no la expreso.


2 respuestas a “Esta ficción de la realidad”

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