Politiqueando a lo 2.0


¿Cuál es el papel real de los medios sociales (social media, web 2.0, o como queramos llamarle) en el acontecer político nacional? ¿Cual es su potencial? ¿Hasta donde un candidato o un promotor puede desarrollar una campaña por estos medios?

Tras mi participación tangencial en la organización de las marchas del 4 de febrero de 2008 en contra de las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo y la forma como estas se llevaron a cabo; tras haber visto la campaña presidencial en los EE.UU. y el papel que jugaron las comunidades de internautas; es claro que algo importante hay dentro de la forma como se está desarrollando Internet y la política.

Yo soy un gran promotor de los medios sociales, tanto por lo que han significado en mi vida, extrapolando a la vida de otros, como por los nuevos paradigmas que estos proponen. Por otro lado creo que el ser humano es esencialmente un animal político, aún cuando decimos muchas veces no entender o incluso odiar a la política. El sólo hecho de que nos planteemos una mejor forma de hacer las cosas y discutamos o intriguemos por lograrlo, tanto en nuestras casas o lugares de trabajo, son formas de hacer y asumir la política. Muchas veces lo que odiamos es realmente la politiquería.

Pero, con todo esto, soy aún escéptico de que la política 2.0 sea ya y ahora.

Facebook se ha convertido en Colombia en un referente obligado sobre en qué andan los profesionales y los jóvenes. Se ve ahí desde la banalidad de qué comemos en Crepes and Wafflers o qué tanto nos gusta dormir o bañarnos en pareja, cómo nos reímos de quienes creemos que no están a nuestro nivel, o cómo odiamos un sinnúmero de cosas. Y desde luego, es un lugar donde se apoyan o se odian a políticos y propuestas políticas. Y así mismo es un lugar donde los políticos quieren estar para tener contacto con sus adeptos.

Una serie de artículos acaba de poner a Twitter dentro del panorama, y así ya he contado al menos tres políticos colombianos, presidenciables, que han incursionado en este nuevo medio. Las páginas web han sido usadas por los políticos ya por bastante tiempo y muchos han optado también por la moda de los blogs.

Es un medio y un medio cada vez más importante en la medida en la que cada vez más estos políticos utilicen estos medios para lograr una comunicación de dos vías, en la que escuchen a sus seguidores al tiempo que expresen sus pensamientos y sus propuestas. Y conservando, también, el criterio de filtrar las respuestas, pues no siempre lo que dicen quienes participan refleja lo que el público objetivo silencioso realmente quiere.

Las redes sociales basadas en web, en correo electrónico, etc. pueden ser un medio de bajo costo para divulgar nuevas ideas e inquietudes, para impactar. Casi todos le creemos más a un amigo que a un extraño, y más a un extraño que es como uno (un desconocido) que a una celebridad. Pero la convocatoria final está todavía en manos de celebridades y, en el caso particular de Colombia, en celebridades como Julio Sánchez Cristo, Jota Mario Valencia y Juan Gossain.

El 4 de febrero de 2008 nació en Internet. Nació en Facebook. Nació bajo la red de amigos y contactos de una persona relativamente desconocida en Barranquilla, pero que, dada las circunstancias del momento, tuvo un rápido eco trascendiendo voz-a-voz dentro de otras redes de amigos, particularmente cuando se concretó una forma de hacer sentir ese descontento. Se convirtió originalmente en una causa con un propósito y una acción compartida de voz a voz, y en la medida en la que tomó fuerza logró la atención de los medios.

La causa pudo haber sido deformada de muchas formas. El mensaje que trató de controlarse, se tergiversó en algunos casos, se consolidó de formas excluyentes en otros, o simplemente se reinterpretó por quienes apoyaron y quienes contradijeron el fenómeno. Pero partió de ahí, del voz a voz dentro de redes de amigos y así se consolidó como un proyecto del cual participaron finalmente millones de personas en todo el mundo.

Las causas por los derechos de los animales, por el software libre, por combatir la desnutrición, etc. se difunden por estos medios sin pagar un peso adicional al que ya se paga por nuestra propia procrastinación. Tal vez ninguno tenga la resonancia del 4 de febrero de 2008, pero el potencial está ahí.

Y ese es el potencial que los políticos en campaña deberían aprender a aprovechar. Cómo lograr sembrar la semilla para que el voz a voz resuene.

Personalmente me gustaría ver más debate, y menos confrontación. Más exposición de ideas y menos bitácoras de viaje. Cosas que valgan la pena retrinar, compartir por Facebook o Friendfeed, y no tanto referentes para criticar. Lenguajes que lleguen al corazón de las personas y que estas repliquen porque les gustó y no porque son funcionarios de la campaña.

Aun esto no será suficiente para ganar elecciones, pero pueden hacer una diferencia, algo que sirva a los propios candidatos para ver cómo sus respuestas realmente influyen. Suponiendo que eso realmente les interesa y no símplemente los botines burocráticos del poder.


56 respuestas a “Politiqueando a lo 2.0”

  1. Carlos,

    Como usted dice, hay muchos factores de contexto que incidieron en que lo del 4 de febrero funcionara. Prueba de ello es que los siguientes intentos de repetir el asunto fueron prácticamente un fiasco.

    La pregunta que queda en el aire (y que me ha rondado en los últimos tiempos también) es si es en realidad posible el activismo “digital”, o si plataformas como Facebook no van a ser nada más que, como decía algún conocido, “la revista Caras de los pobres”.

    Ahora, si estamos hablando de democratización de la actividad política, hay más de una cara para ello. Clay Shirky parece estar cambiando su posición al respecto (http://www.journalism.co.uk/5/articles/533394.php). Pareciera que, después de todo, la sabiduría de las multitudes no es la herramienta más útil para tratar asuntos de interés de toda una comunidad (que es el objetivo, al final, de la actividad política). La incidencia (y eventual manipulación) de grupos de interés específicos, incluso en este tipo de medios, pueden terminar por desvirtuar el potencial de las herramientas tecnológicas.

    Por eso me siento un tanto escéptico frente a que algunos de nuestros políticos ingresen a Twitter o lancen su blog en un coctel (como lo hizo Gómez Méndez). El año pasado escuché la historia de un concejal capitalino, muy de avanzada él, que decidió aprovechar el potencial de las redes sociales, así que mandó a contratar a alguien para que le mantuviera su perfil en Facebook y le escribiera su blog. Hacer eso él mismo? Ni de vainas!

    En el fondo, aunque tenemos las herramientas, lo que no vemos es una transformación de la práctica política. Sin eso, solamente vamos a tener más de lo mismo, pero en Twitter. Porque el “debate” no pasa de un simple eufemismo para “el que ofrezca más beneficios” (en algún lugar leía que a menudo la gente no vota con la cabeza sino con el estómago). Así que no hay un diálogo, porque no hay interesados en dialogar, y cabe preguntarse si en realidad hay con quién hacerlo.

    Una de las cosas más mencionadas de la campaña de Obama, además del uso de la tecnología, fue cómo el movimiento creció desde abajo, desde una base de activistas muy consolidada. Una base que, entre otras cosas, respondió a un discurso que apelaba a valores como la virtud, y a exaltar cualidades nacionales con las cuales los estadounidenses se identifican plenamente.

    Cuando aparezca un político local que apele de manera honesta a este tipo de aspectos de largo plazo, que tenga un discurso que sea inspirador más allá de “voy a acabar con x”, o “voy a darle comida gratis a y”, tal vez el potencial de la tecnología tendrá un espacio para florecer con sentido. Mientras tanto, me temo que los políticos van a aprender a aprovechar la tecnología de la misma manera que muchos de nosotros lo hacemos: Para hacer más de lo mismo.

    Un saludo,

    Diego

    • Hay dos puntos, en general, que me interesa destacar: el marketing 2.0 (por darle un nombre) consiste en generar la avalancha de ideas, no necesariamente siendo interactivo, sino aprovechando la interacción de las redes existentes.

      Lo segundo, y para nada fuera de contexto, generar un contenido que sea digno de compartirse. Esos valores de los que hablaba Obama, por ejemplo. Ahora, no sé qué tan diciente sea que el mensaje más retwitteado de un político colombiano sea el almuerzo con gallina en Villeta por Vargas Lleras. O eso es lo más importante que han dicho, … o es que la twittósfera colombiana no es más que un lavadero.

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