Indocumentado


El cuento comenzó en 2005. Mi cédula original, aquella que tengo desde 1991 (hagan cuentas de qué tan viejo soy) ya presentaba un deterioro apreciable ya que no era un documento que se adaptara a los tarjeteros de las billeteras y tocaba sacarla cada vez que uno entraba a cualquier edificio para identificarse. —Esos coletazos de la cultura mafiosa y de cómo la ciudadanía se adapta a ella.

Mi cédula ya hasta tenía bolsillo propio.

En 2005 ya se tenía previsto que el nuevo modelo de cédulas sería el «definitivo» y que eventualmente el proceso de renovación sería gratuito, pero entonces tocaba pagar $33.000 para renovar la cédula. Así que tras una larga espera pagué en junio y en octubre fui a la Registraduría local de Usaquén para hacer el trámite. Sin mayores novedades, la nueva cédula estaría lista en máximo 18 meses.

Todo iba bien. Con mi cédula original seguía identificándome ante cada instancia en la que requerían tal documento. La última vez que ello sucedió fue el 28 de diciembre de 2006.

En un evento que sigo creyendo era totalmente innecesario, mi supervisor de etonces me hizo ir a las bodegas de Huawei (mi entonces empleador) en Zona Franca Bogotá a las siete de la noche, donde tuve que utilizar la cédula a la entrada, buscar un cable duplicado en 180 cajas para meterlo en una caja donde faltaba y luego sí ir a la casa.

No tuve más noticias de mi cédula original. Ni en portería de Zona Franca, ni en las bodegas de Huawei, ni en mi carro, ni en ninguna otra parte apareció. Bonito día de inocentes.

A partir de ahí tuve que bandearme con una contraseña no refrendada y otros documentos como un pase (licencia de conducción) peor de deteriorado que mi cédula. En algunos sitios ponían más problemas que en otros, pero mal que bien pude sobrevivir: entrar a donde tenía que entrar y pagar lo que tenía que pagar. Cierto alivio hubo cuando renové mi pase, pero en sitios como Alkosto siempre ponían problema.

Mientras tanto, nadie daba razón de mi nueva cédula. En abril de 2007 recuerdo haber preguntado en un puesto de cedulación de esos nuevos que habían puesto para que renováramos gratuitamente nuestras cédulas viejas y me dijeron que parecía haber un problema pero que no sabían que era. El caso es que no estaba lista.

Finalmente en septiembre de 2007 saqué un tiempo para ir a que me autenticaran la contraseña. Este es un trámite necesario para que la contraseña de que la cédula está en elaboración pueda usarse como documento de identificación (si bien no como documento electoral).

En la oficina de autenticaciones de la Registraduría de Bogotá me dijeron que había un problema y que tenía que ir a la Registraduría Nacional.

Así que fui.

Tras una larga pero relativamente decente fila la respuesta fue que no coincidía el cotejo dactilar que me tomaron en 2005 con el original tomado en 1990. Cuando pregunté que cómo así revisaron nuevamente y descubrieron que el funcionario de Usaquén en 2005 se equivocó y tomó las huellas de mi mano derecha en el espacio de las de la izquierda y viceversa. El funcionario que me estaba atendiendo me propuso radicar un derecho de petición para que se arreglara el problema.

Presenté el derecho de petición y en el tiempo previsto me dieron la respuesta (el estado parece funcionar): una orden a la registraduría local para que sin dilación me rehicieran el proceso.

Fui, me tomaron las huellas (bien) y los demás pasos. Me expidieron una nueva contraseña que autentiqué prontamente y fin problemas y de nuevo fui un ciudadano documentado.

Bueno, lastimosamente no pude votar en las elecciones locales de septiembre de 2007 pero al menos ya podía identificarme.

Los primeros meses no le presté mayor atención pues por muy prioritario no esperaba que lo que se demora 18 meses me lo resolvieran en dos. Pero mis papás que renovaron en Usaquén en diciembre de 2007 tuvieron sus cédulas en diciembre de 2008.

Luego, a mediados de 2009 me quisieron poner problemas nuevamente en Alkosto aduciendo que la autenticación de la contraseña debía refrendarse anualmente. En cambio no tuve problema alguno renovando mi pasaporte ni obteniendo mi visa estadounidense.

En algún momento cambiaron la página de la Registraduría y el mensaje cambió de que mi cédula no estaba lista a

«Su solicitud del Documento Número XXXXXXXX está próximo a iniciar proceso de producción, por favor consulte esta base de datos en los próximos días para verificar el estado de su documento.»

Se acercaba el 1 de enero de 2010, fecha en la cual todos los colombianos deberíamos tener la cédula nueva y definitiva. El 23 de diciembre de 2009 fui a la oficina de autenticaciones de la Registraduría de Bogotá en la 12 con octava, en pleno centro.

Me rechazaron la petición porque mi cédula estaba rechazada. ¡¿Otra vez?! ¡¿Y por qué sólo hasta ahora me avisan?! Me dijeron que fuera a la Registraduría local de La Candelaria que quedaba cerca para averiguar el problema y subsanarlo. De allí me remitieron a la de Usaquén, en la 123 con octava en el Norte de Bogotá.

Tras una espera de dos horas para hablar con el Registrador local y revisar nuevamente el sistema vimos que el rechazo era por el trámite de 2005 y que el trámite de 2007 no tenía ningún problema.

Adicionalmente el registrador ne decía que las contraseñas se autentican una sola vez, sin refrendaciones anuales ni nada. Con una nueva contraseña y una nota del registrador local al jefe de autenticaciones regresé al centro donde sin problemas me autenticaron esa nueva contraseña.

¡Que bien! Nuevamente estaba identificado, aunque para los de CMR Falabella la contraseña no servía para nada.

Mientras tanto, y hasta la última vez que revisé hace pocos minutos, el mensaje sigue siendo el mismo:

«Su solicitud del Documento Número XXXXXXXX está próximo a iniciar proceso de producción, por favor consulte esta base de datos en los próximos días para verificar el estado de su documento.»

Nadie ha sido capaz de darme una explicación convincente por la cual un proceso que físicamente demora pocos días (y que me confirman, para algunas personas duró apenas pocos días), por el cual pagué, ante el cual se dio una orden de prioridad, aun no concluye.

Mientras tanto todo el mundo dice que así son las cosas. Que eso a veces se tarda. Todos parecen conformarse con eso.

Pues no. O bien hay un caso de delito contra el sufragio o bien es un caso de desdeño administrativo que raya en lo criminal.

Y debemos decirlo.


118 respuestas a “Indocumentado”

  1. ¡Que situación más horrible! ¿No hay una tutela que puedas poner? ¿Radicar quejas? Porque eso, para sacar cuentas de banco, para votar, para otro montón d trámites, no se permite la contraseña, te están negando tus derechos por su incompetencia…

    ¡Ojalá se te resuelva pronto!

  2. Ya le dije Carlos pero como que no me hizo caso, vaya a la procuraduria y denuncie el delito contra el sufragio. Si le da locha, espérese hasta las elecciones de Marzo, vaya a su puesto de votación y acérquese al stand de procuraduría. Llene la denuncia y si quiere adjunte esta historia.

    A mi me tenían igual, fui, denuncié y todo el mundo se puso pilas. Me llamaron desde la registraduria (Nacional) múltiples veces y me atendieron cual hijo de político importante en la registraduría local cuando se regó la voz. Si por este medio la registraduría no atiende, el registrador nacional se expone a sanciones administrativas y disciplinarias.

    Le deseo suerte en su trámite.

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