#antesdeuribe Santos ya era Santos


En gran medida creo que el componente de fortalecimiento, profesionalización y equipamiento de las Fuerzas Armadas no tienen nada que ver con la Doctrina y sería igual de eficaz con Doctrina o sin Doctrina.  La Doctrina por mucho ha permitido la justificación del pago de recompenzas a civiles; siendo aun debatible si las recompensas eran necesarias para garantizar la colaboración ciudadana.  Parece ser que el mayor efecto de las recompenzas no fue lograr la colaboración ciudadana sino fomentar la deserción al interior de las Farc; y para esto no se necesitaba la Doctrina.

Con sólo haber mantenido una política de mano fuerte, con unas Fuerzas Armadas bien administradas (Marta Lucía Ramírez), bien equipadas (Plan Colombia) y profesionalizadas (otro legado de Pastrana), tendríamos ese hostigamiento a las Farc que dieron fruto entre marzo y julio de 2008.  Con Juan Manuel Santos de Ministro o con cualquier otro; con Uribe de presidente o con algún sucesor.

Ahora, no sé hasta que punto sea culpa de Santos o no, pero esa gran ventaja estratégica que dio fruto en la Operación Jaque, se perdió cuando se revelaron todos los detalles de la misma.  Tal vez lograr otra Operación Jaque hubiera sido imposible -al perro no lo capan dos veces- pero hay un detalle que Inteligencia Militar debió esconder: la vulnerabilidad de las comunicaciones de las Farc.

Con todo ello, hay un señalamiento que tal vez sí sea injusto con Juan Manuel Santos: los falsos positivos.

En todo sistema de medición, un positivo es el hecho que una vez medido determine una acción.  Por ejemplo para un sistema de detección de virus cibernéticos, un positivo se da cuando detecta un virus.  En un sistema de reconocimiento de huellas dactilares, el positivo se da cuando determina que la huella sí corresponde a una persona autorizada.  Un falso positivo corresponde cuando se detecta como virus algo que no es, o se autoriza a una persona que no se debía.  Un negativo se da cuando la medida indica que no se debe tomar la acción (dejar correr el programa, no autorizar el paso de la persona).  También hay falsos negativos (un virus indetectable, una persona autorizada a la que el sistema no le reconoce la huella).

Las Fuerzas Militares tienen en Colombia un objetivo principal: garantizar la vida, honra y bienes de los colombianos.  Desde hace varios años la principal amenaza a la vida, honra y bienes, ha provenido de los grupos armados revolucionarios.  Y por lo tanto la principal labor de las Fuerzas Militares ha sido enfrentar a las guerrillas.  Se ha querido poner medidas de desempeño a la labor de las Fuerzas Militares, y eso requiere establecer parámetros para medir.  En un mundo ideal, la medida sería cuántas vidas de colombianos salvaron y cuántos bienes conservaron.  Pero esto es muy difícil de medir.  Un colombiano muerto por cáncer no debe ser un indicador negativo del desempeño de las fuerzas militares.  Así que las mediciones se han enfocado no a los objetivos finales sino a los objetivos intermedios de su función operativa: enfrentar a las guerrillas; y su método de medición: contar bajas.

Un guerrillero muerto en combate es una baja (un positivo).  Un guerrillero capturado es una baja (otro positivo), un guerrillero desmovilizado es otra baja (un positivo pero que no puede atribuirse a un batallón, no entra en la cuenta).  Un civil muerto y hecho pasar por guerrillero contará como un positivo (un falso positivo).  Un civil arrestado y procesado por guerrillero también sería un falso positivo.  Pero ese civil arrestado podrá hablar y liberarse de su falso cargo.

Por ello, es este esquema de medición, heredado de la guerra fría (conteo de cuerpos) y regulado por el antecesor a Santos el ex ministro Ospina, el que ha producido los escándalo de los falsos positivos: asesinato extrajudicial de civiles hechos pasar como bajas guerrilleras para mejorar los índices de desempeño de unidades militares.

Hay indicios de que Santos intentó arreglar esta situación, aunque no sé si de la forma correcta (pues esto no se arregla con cursos de derechos humanos y con declarar que se prefieren guerrilleros caputrados a guerrilleros muertos).  Por lo menos Santos tomó una acción cuando el escándalo salió a la luz pública.

Una acción que ha sido dúramente criticada por los defensores de oficio de la Doctrina, tales como Fernando Londoño Hoyos, hoy ferviente defensor de la candidatura de Juan Manuel Santos.

Juan Manuel Santos tiene un pasado antes de Uribe.  Tuvo sus propias convicciones políticas como líder del Partido Liberal y como líder de Buen Gobierno.  Se adaptó a Gaviria y a Pastrana y a Uribe y a estos dos últimos tras ser crítico de sus gobiernos o políticas.  De antirreleccionista pasó a liderar el partido de la reelección y tras haber metido al gobierno en un par de problemas diplomáticos, uno de ellos por mentir, ahora posa como el único continuador de la política de Seguridad Democrática.


3 respuestas a “#antesdeuribe Santos ya era Santos”

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