Momentos decisivos


Leyendo el último post de Carnaval toda la vida recordaba una teoría que un profesor nos exponía: cuando de relaciones se trata las mujeres entregan todo a su presente mientras que los hombres viven de momentos decisivos.

Y mi vida está llena de eventos decisivos.  Hoy recuerdo cada una de las mujeres que en su momento me movieron el piso y aún cuando tengo la firme convicción de dedicar el resto de mi vida a honrar el pacto que hace cerca de 10 años suscribí, cada una de estas otras mujeres son y seguirán siendo parte de mi vida.

Hoy cumplo 38 años.  La cifra no es particularmente representativa como suelen serlo los múltiplos de 10, pero para mí tiene un significado muy especial por todo lo ocurrido durante el año transcurrido.

En diciembre de 2009 se cumplieron 20 años desde que me gradué del colegio.  Esa celebración me tomó en medio de una crisis laboral que aún no supero, un tema que trataré más adelante.  También fue la oportunidad de reencontrarme con quien fuese mi amor platónico, mi gran traga, de los últimos años de mi bachillerato.

Claramente no espero (ni esperaba ese diciembre) que se reviviera algo que alguna vez existió en mí.  Pero no puedo decir tampoco que no me importó.  Ella seguirá siendo una parte importante de mi historia y por ende de mi vida, aún cuando no sepa mayormente en qué anda o qué pasa con su vida.  Un momento decisivo.

Recordaba mi crisis laboral, que en gran parte ha sido una crisis vocacional.  Me he dado cuenta que no me veo realmente como un ingeniero electrónico trabajando en ingeniería electrónica.  Que el concepto de ser empleado no es mi propio ideal.  El problema, sin embargo, es que no tengo respuestas hacia qué quiero hacer en su lugar.

¿Comenzar un startup? ¿Dedicarme a invertir con el objetivo de vivir de la renta? ¿Trabajar a destajo? Y ¿En qué? ¿Ser un trabajador web? ¿Un comerciante? ¿Un consultor de Social Media? ¿Escribir? ¿Dictar cursos?

El problema es que ya llevo más de dos años en esta incertidumbre y lo poco que he hecho como independiente en ese tiempo no ha sido suficiente.  Y eso hace mella.  Mella, entre otros en la familia y la relación de pareja.

Durante este año que concluye hoy, hubo varios momentos en los que sentí que mi matrimonio se había acabado.  Que sólo faltaba formalizar esa terminación.  No fue algo que yo deseara, pero sí algo que estaba pasando y que no podía desconocer.  Y a falta de otro tipo de amigos, mi refugio, mi grupo de apoyo, el lugar para buscar consejos fue Internet.  Twitter y su espejismo de anonimato, principalmente.

Y sucedió.  Permití que mi alma se acercara demasiado a otra persona, una cómplice de las noches que parecía capaz de leer mis desvaríos.  Nunca supe que quise yo realmente con ella, ni a qué estaba dispuesto a jugar; pero la necesité.  Me permití cambiar de perspectiva.  Me permití buscarla e, incluso, bajar completamente cualquier concepto de prudencia.

No sé a qué pude haber llegado y aún me queda esa duda.  Nada pasó finalmente.  Tal vez pude haber presionado demasiado por encontrar una respuesta, lo que al final significó que la respuesta no pudo darse.

Pero siento que encontré la respuesta que era realmente importante.

Hoy hay otro de esos momentos decisivos.  Una persona más que es y será parte de mi historia y de mi vida.  Una persona en la que no estaré pensando todos los días pero a la que me será imposible ignorar.

Pero, al igual que mi primera traga en el colegio, siento que no me es importante.  Siento que lo fue, y que ese haber sido no se borrará de mi historia ni de mi vida.  Siento que aún hay muchas preguntas sin respuestas, respuestas que aún quisiera encontrar.  Pero respuestas que en últimas no importan.

Lo que importa es renovar mi pacto.  El pacto con una persona que se convirtió hace trece años y medio en otro de esos momentos decisivos y con quien hace diez formalizamos ese pacto en nuestros votos matrimoniales.  Una persona con la que he compartido más de la tercera parte de mi vida, y con la que compartimos dos vidas más.

Una decisión difícil que debe renovarse día a día.  Que debe buscar esa parte femenina de mi ser de ser capaz de entregar todo a mi presente para que sea mi futuro.  Es lo que quiero, es lo que deseo, es por lo que estoy trabajando día a día.


3 respuestas a “Momentos decisivos”

  1. Qué lindo llegar a entender que de eso se trata el matrimonio y la familia… es un compromiso que se tiene que renovar día a día. Qué bien que lo hagas!

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