Escandalitos e indignaciones


La última gran indignación nacional, cual la refleja Twitter, fue el perricidio cometido por tres agentes de la policía y que quedara grabado en un video aficionado. Y la twynch mob se vino con todo: descrédito a la policía como institución; recordar las torturas a los toros; renegar de la especie humana…

Hay varias reflexiones que surgen.

La primera es esa capacidad de armar escándalos. Porquerías suceden todos los días. Niños mueren de hambre, crían y cazan a zorros por sus pieles, lluvias excesivas generan la pérdida de hábitat de especies salvajes y domésticas, los leones matan leopardos y hienas, nos enfermamos, evitamos enfermarnos asesinando bacterias con armas de destrucción masivaantibióticos, mueren estrellas engulléndose a civilizaciones de las que nunca supimos: guerras, desastres naturales, gaia expresándose.

Pero nos encanta indignarnos por escándalos creados.  Un video grabado con nuestro celular y compartido por una red social, y vemos como un episodio, realmente insignificante frente al gran orden de las cosas, se convierte en el tema, en la tendencia, en el asunto del que hay que hablar y del cual yo estoy hablando en este artículo.

El segundo punto es esa actitud de masa que nos lleva a ver a los otros como otros y como masa.  Unos taxistas agreden a unos usuarios y todos tenemos que emprenderla contra el gremio de los taxistas.  Personalmente la mayor parte de las veces que he usado taxi me ha ido bien.  Personas atentas, que siguen sugerencias, que esperan a que mi suegra se suba y se baje sin presionar, que, avisados con tiempo, pasan por una bomba a cambiar un billete cuando no tienen vueltas, etc.  No siempre, pero nos quedamos con el escándalo del “no siempre”.

Quienes mataron a la perrita fueron unos agentes de la policía.  No fue la Policía.  Pero no importa.  Es nosotros (los que sí pensamos porque tenemos Twitter, o Blackberry, o Facebook) contra ellos (los taxistas, sin excepciones; los policías, sin matices; los curas, etc.)  Siempre hay una nueva causa.  Un nuevo escándalo.  Una nueva indignación en contra de un grupo siempre que no seamos nosotros.

Pero no siempre es de nosotros contra ellos.  A veces es símplemente nosotros.  Convertimos el escándalo como una forma de decir que como colombianos damos asco, o que damos asco como seres humanos.  Nos quedamos con la teoría de Mr. Smith en Matrix de que los seres humanos no somos mamíferos sino virus, como si tal hipótesis tuviese el menor sustento en alguna realidad.  Los seres humanos somos una porquería porque maltratamos a otras especies.  Porque somos predadores.

Pues sí.  Somos predadores.  Ser predadores nos hizo humanos, nos hizo lo suficientemente concientes como para que seamos nosotros mismos quienes nos manifestemos frente a nuestra condición de predadores.

Un león no tiene esa opción.  Un león (o una manada) matará un búfalo o un ñu.  Matará a una hiena, o a un leopardo, y no por hambre sino porque también son predadores, porque son competencia.  Un león macho matará a cualquier cachorro de león que no le pertenezca.  Y no lo cuestionan.  Hace poco veía un video aficionado de cómo una manada de leonas atacaba a una hiena rompiéndole los huesos y dejándola viva para que muriera desangrada.  Un gran acto de crueldad animal.  Si los leones fueran humanos entre ellos habría una indignación porque era un acto completamente gratuito de crueldad.  Sin un propósito útil.

Pero son leones.

Nosotros terminamos perdonando ese acto de crueldad porque los leones no pueden decidir por ellos mismos.  Porque es parte de la naturaleza.  Porque, en últimas, las hienas son los villanos favoritos de las películas de Disney así que hasta justificado está.

Pero cuando es un ser humano el agresor, entonces es imperdonable.  Los seres humanos somos lo peor que le pudo haber pasado a la naturaleza.

La naturaleza está llena de predadores viciosos.  Una manada de elefantes es capaz de destruir bosques.  Una pareja de castores puede destruir el hábitat de otras especies en su afán de crear un lago propio.  Pero de todos los predadores viciosos que ha producido la naturaleza ésta creó finalmente a una especie que es capaz de cuestionarse.  Que es capaz de establecer límites a su propio comportamiento.

Eso somos nosotros.  Seres maravillosos que podemos reprobar los errores que cometemos.

Pero es más fácil criticar y reprobar, indignarnos por los escandalitos que creamos de la nada que reconocernos a nosotros mismos nuestro propio valor.


5 respuestas a “Escandalitos e indignaciones”

  1. Yo siempre he tratado de huir de las controversias twitteras, primero porque me fastidia están envuelta en un grito que al final nadie escucha pero tampoco nadie calla, normalmente no hay argumentos ni bases solidas con que sustentar cada una de las cosas por las que se queja mucha gente que ahora opina por allí.
    Tampoco estoy de acuerdo con las generalizaciones porque siempre he pensado que cada ser es individual y que tiene ciertas razones para plantear, opinar o pensar de ciertas maneras.
    Ahora…
    La posición que uno asuma hacia el maltrato animal es personal, y como posición personal debe ser respetada, de la misma forma que el veganismo, el vegetarianismo o cualquier corriente que dentro de sus preceptos tenga el respeto por los animales, eso puede llevarse a debate siempre y cuando exista respeto.
    Yo hablo desde mi posición personal cuando digo que si alguien come carne es su problema para mi es indiferente, cada quien asume su alimentación como le parezca y en eso no me meto, pero cuando por diversión asesinamos a un inocente hay pelea! Abusar de los más débiles es sencillo, y sobretodo abusar cuando ese abuso se convierte en algo mundialmente aceptado y lo vemos como si no pasara nada.
    Vos pones el ejemplo de los leones, ellos matan por la necesidad de alimentarse porque tienen que comer para sobrevivir, los castores para tener donde vivir, pero algunos humanos asesinan animales para tener con que divertirse, ahí si me vas a disculpar pero me parece increíble que con todo y lo capaces que somos aun tengamos que supeditar nuestra recreación a ver sufrir a otros.
    Yo no creo que los animales sean objetos, son seres que sienten y sienten dolor como nosotros, así que no veo porque es tan complicado entender que si los maltratamos sufren y que ellos con seguridad no les gustara que les duela, que les sangre, ¿a quien sí?
    Yo no creo que como colombianos demos asco, ni como humanos, pero de lo que si estoy segura es que algunas personas como humanos dan asco, de eso no me quedan la menor duda.
    En cuanto a los escándalos en Twitter, mi posición siempre es y será personal, esta es una lucha que yo tengo desde que era niña y es mía, existió antes de este festival de egos, prejuicios y absurdas divisiones sociales.
    Tolstoi decía que en los seres humanos prima la necesidad de vivir siempre en armonía con los demás seres vivos que los rodean, por eso nos encariñamos con los perros, los gatos porque aunque parezca increíble después de todo lo que pasa nosotros somos conscientes de el amor que pueden dar y recibir.

  2. En cuanto a la primera reflexión, parece que uno no debería indignarse por nada: ni siquiera las lluvias exCesivas (ojo) ni sus consecuencias, ni siquiera las cosas que pasan todos los días en Corea del Norte (o en su dictadura favorita), son relevantes frente al gran orden de las cosas como usted dice.
    En cuanto a la segunda sí está mal ver a los otros como masa; eso sí que me molesta. Hay gente que culpa a todos los taxistas porque un taxista hizo algo malo, o a todos los ateos o comunistas por lo que hizo Stalin, o a todos los homosexuales por lo que hizo Garavito (no el astrónomo, ala).
    Sin embargo estoy seguro de que hay gente más bien razonable que no lo hace, y que tendrá sus razones para criticar a otros miembros del conjunto. En el caso de la perrita puede ser una larga historia de brutalidad policial, junto con total indiferencia cuando se reportan actos así. No se está culpando a todos por lo que hicieron unos, sino a cada uno por lo que sí se sabe que hace. ¿Eso está mal?
    No, los humanos no somos lo peor que le pudo haber pasado a la naturaleza (el bólido que cayó en Chicxulub fue bastante, bastante peor). Sin embargo creo que hay ciertas conductas que, aunque los animales normales las tengan, no deberíamos imitar; sin ir más lejos, la que usted menciona de los leones que matan a cualquier cachorro que no les pertenezca aunque sea de su misma especie. Creo que estaremos de acuerdo en no bajar de «desgraciado» al ser humano que lo haga, y no por eso estaremos afirmando que los humanos son de lo peor o que son virus.

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