De redes sociales y otras geekadas


No me gusta usar el término “red social” para designar servicios web.  La red social es el conjunto de interacciones que tenemos con los demás, bien medie un espacio físico como el colegio o la oficina, bien medie una aplicación en Internet como Facebook o Twitter, bien medie un intercambio epistolar con cartas o con email, etc.  Pero creo que la batalla la tengo perdida y por redes sociales nos referiremos exclusivamente a las aplicaciones en Internet que pretenden mediarlas, aunque la gente sea conciente.

La reflexión viene a raíz de que desde la semana pasada Google pretende ser una red social.  Lo intentó adquiriendo Orkut y servicios como YouTube, Blogspot/Blogger y Picasa.  Lo intentó lanzando Buzz integrado a GMail y causando una reacción adversa en sus usuarios de email.  Ahora lo intenta nuevamente con Google+ (gúguel plus) y mi reflexión parte de lo que he visto en Google+ y conversaciones que he tenido y lo que yo esperaría que fuese una red social.

Mi incursión en la web social fue mediante Hi5.  Parecía tan chévere, tener a todas las personas que conozco en un sistema de intercambio de información: ver sus fotos y su actividad reciente, aunque a la larga no fue más que un espacio para entrar a ver fotos de las amigas de mis amigos.  Creo recordar servicios anteriores que prometían mantener el contacto con los ex compañeros de la universidad o el colegio y recordar los cumpleaños y mantener las actualizaciones de teléfonos e emails.  Me topé con LinkedIn, con un perfil mucho más profesional de Hi5 y poco a poco empezaron a llegarme invitaciones de otros servicios, al tiempo que yo enviaba invitaciones a Hi5 y LinkedIn.

Ya era evidente un problema.  La fragmentación.  Cada amigo quería estar en su web social favorita e invitar a los demás a ella, y yo no tenía interés de andar probando la web social favorita de los demás: quería tener a todos en Hi5 y LinkedIn.  Hasta que finalmente caí en las garras de Facebook y se presentó un primer fenómeno: todos mis amigos estaban entrando a Facebook.  Finalmente un sistema que los uniría a todos.  Y quienes no entraban a Facebook tampoco entrarían a otros servicios.  Tarde o temprano todos mis contactos de Hi5 (al menos todos los que realmente me interesaban) terminaron en Facebook.

Y luego conocí a Twitter.  Twitter no era una web social sino un servicio de microblogging, así que entrar a Twitter no era abrir una web social más sino incursionar en nuevos métodos de comunicación, que eventualmente se convertiría en mi principal medio de comunicación (por encima del chat, el correo electrónico y la interacción en Facebook).  Y finalmente uno va estableciendo conexiones personales a través de las conexiones en línea y fue así que Twitter se convirtió, en concepto, en una web social más.  Incluso dentro del propio Facebook interactúo más con mis contactos de Twitter que con mis ex compañeros de colegio, universidad o trabajo.

Incursionando así en otros sabores de la web 2.0, entré a Flickr, Tumblr, YouTube, Formspring, etc. y empiezo a notar un patrón: el grueso de mis conexiones son twitteros.  Así como twitteros fueron mis contactos en Buzz y twitteros son mis contactos en Google+.  Podría pensar que hay básicamente tres tipos de personas en mi vida: aquellos que no les interesa o no quieren nada que ver con la web social, aquellos a quienes les basta Facebook y posiblemente algún servicio extra como Flickr, y aquellos que probamos de todo.  [Desde luego, no todos son encasillables.]

Pero también conozco mucha reacción adversa hacia Facebook.  No sólo de quienes rechazan el concepto de web social en sus vidas, sino de las personas que encuentro en Twitter y en otras web sociales.  Los términos de servicio de Facebook, la exposición, el rechazo a las invitaciones a jugar vampiros, guerras de mafia y a la granja, etc.  los amigos que te etiquetan en los anuncios de artículos para vender, el hecho de que lo que publiques lo lea tu mamá, tu primito adolescente, tu profesor de matemáticas en el colegio y tu ex compañero de la universidad que quiere que todos renovemos nuestra fe, y muchos otros fenómenos hacen de Facebook un territorio incómodo.

Y llega ahora Google+.  Muy aclamado por muchos (aunque, y también por ello, ya criticado por muchos otros).  Una red social más.  Otro sitio más donde sigo viendo las caras que veía en Buzz que no fueron diferentes a las caras que ya veo en Twitter, pretendiendo que estamos haciendo algo distinto mientras encerramos a nuestros contactos en círculos.  Tratando de pensar qué diferencia a Google+ del resto de redes sociales y compartiendo gráficos donde comparamos la evolución humana con la evolución de la web social.  A la hora de la verdad sigue siendo la misma división de personas: las que no les interesan las web sociales, las que les basta Facebook, y las que probamos otras cosas.

El correo electrónico lleva décadas funcionando.  Su gran éxito es que es un estándar abierto.  No importa si mi correo electrónico era originalmente el sistema de memos de mi empresa, o la mensajería de American Online (You’ve got mail!); no importa si evolucionó de los servidores Unix de la universidad, el sistema de Exchange de la empresa, de Lotus Notes o de los servicios de correo web como Hotmail o GMail.  No importa si lo provee nuestra ISP o si es una extensión de Facebook.  Todos podemos intercambiar información entre todos por medio del correo electrónico.  Bueno, no es que todos tengan correo electrónico.  Donald Knuth dejó de usarlo hace décadas y ya hay generaciones que obvian tener email porque con la mensajería de Facebook o de Blackberry tienen lo que necesitan.  Pero el email funciona a través de servicios y plataformas porque se ha hecho uno.

Mi visión sería que la web social se normalizara y se volviera una.  Cada uno de nosotros escogería el servicio que más nos agrade (Facebook, Hi5, Google+, Lotus Notes, Exchange, corporativo, privado, etc.) por cuestiones de interfaz, aplicaciones o privacidad; y desde nuestro servicio de web social podríamos interactuar con todos los demás: actualizando fotos, haciendo videollamadas, enviando mensajes, actualizando nuestro estado, compartiendo enlaces, compartiendo mensajes cortos o artículos completos de nuestra cosecha, invitando a que visiten nuestra granja o a que pongan su amor en la foto con la que competimos en un concurso.  Y no sólo publicar, también obtener.  Ver y filtrar lo que publican nuestros amigos, nuestros contactos profesionales, nuestras celebridades favoritas, nuestras marcas preferidas, etc.

No sé qué tan posible sea.  Dentro del concepto hay algunos aspectos técnicos que resolver.  Hay aspectos de interfaz que resolver.  Hay aspectos de privacidad que resolver.  Pero, principalmente, hay aspectos políticos que resolver.  En mi visión cada usuario es dueño de sus propios datos, un esquema que (letra menuda aparte) comparte Google pero no comparte Facebook.  El modelo de negocio de Facebook es ser el dueño de los datos de sus usuarios y convencer a los usuarios de que todas sus necesidades en la web las suple Facebook.  Es así como Facebook acaba de integrar videollamadas como ya antes lo hiciera con el chat y con el email.  Google es más abierto siempre y cuando ese tráfico le permita hacer una mejor minería de datos.  Y Google también incursiona en querer ser la web, incluyendo el querer ser el navegador de la web y el sistema operativo de los dispositivos móviles conectados a Internet.

Intercambiar información entre plataformas web de redes sociales es un proceso tedioso pues cada quien tiene sus estándares y quiere convencer a los demás de no abandonar su pedazo de la tajada.  Fácilmente puedes exportar tus mensajes de Twitter a Facebook pero lo contrario es engorroso.  Y la incursión de Google+ está haciendo esto difícil pues las demás web sociales están reaccionando como si Google quisiera robarles su información.

Facebook tiene la posición dominante.  Y Facebook es el sistema más cerrado y le conviene mantenerlo cerrado.  Y no veo a mis amigos de Facebook con el más mínimo interés de probar algo más.  Mucho menos veo a mis amigos que están fuera de Facebook a querer entrar en cualquier otra plataforma de web social.  Tal vez en algún futuro la web social sea un estándar como hoy lo es el correo electrónico, pero ese futuro está lejos de ser un futuro inmediato.


3 respuestas a “De redes sociales y otras geekadas”

  1. Entré a Facebook más por necesidad de compartir con el segundo grupo de usuarios (los no apáticos a la web social, pero no lo suficientemente “arriesgados” para probar otras cosas) pero me pasa lo mismo que a tí: Con quienes más interactúo son tuiteros, o blogueros, o internautas con quienes me cruzo a menudo.

    Desde algunas aplicaciones de Ubuntu puedo leer lo que se publica en varios servicios, pero no estan todos. Como lo anotas es algo que falta y los estándares los veo, con cada nuevo servicio, un poco más lejos.

  2. Me gustó la comparación que hizo del protocolo de correo con lo que podría ser una red social abierta.

    Pienso que al final las compañías no consiguen una red social universal, pero al menos logran interponer una capa adicional entre la red social y el usuario, con esas aplicaciones que te “facilitan” la vida permitiendo entregar tu info a mas gente diferente que los mismos creadores de la red social. Con estas aplicaciones consigues de cierta forma escoger una interfaz que te parezca cómoda para la interacción digital con tus “amigos”.

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