El pueblo


Monumento a Pericles en Atenas (por Gepsimos vía Wikimedia Commons. CC-by-sa 2006)

En griego existen dos términos que suelen traducirse al español como pueblo pero trascienden a nuestro idioma como dos prefijos con significados diferentes de pueblo. Está el δῆμος (demos) y el έθνος (etnos) que hoy vemos en palabras como demografía y etnografía. No estoy seguro qué diferencia semántica tenían los griegos clásicos. En griego moderno δήμος se traduce como municipio y έθνος como nación, al menos en ciertos contextos.

La demografía es el estudio de la población en los términos generales de dimensión, estructura y evolución. La etnografía, por su lado, busca estudiar y mostrar la diversidad y diferencias en la cultura. La democracia se define como el gobierno del pueblo, entendiéndose históricamente pueblo como las personas en capacidad de decidir.

Tal vez una definición más adecuada de democracia, que incluye sus usos históricos en la antigua Grecia y las primeras democracias modernas donde sólo podían participar los varones con patrimonio mínimo (p. ej. en EE.UU. y en Colombia) sería el gobierno de los ciudadanos, aunque esto nos llevaría a elaborar sobre el término ciudadano. Digamos aquí que ciudadano es simplemente la persona que se considera suficientemente libre y responsable para decidir sobre el destino de su nación.

Romas en procesión de Santa Sara en Saintes-Maries-de-la-Mer, Francia. (por Fiore S. Barbato via Flicker, CC-by-sa 2000)

El pueblo es un conjunto. Un substantivo colectivo para designar a las personas, bien las una una generalidad como un territorio (demos) o un sentido de nación (cuna, nacimiento) común (etnos). Un país como Colombia se definió como una nación a partir de un territorio dentro del concepto de Estado-Nación que se creó en el siglo XVIII y se consolidó en el siglo XIX. Pero hay naciones sin soberanía (estado) sobre su territorio. El pueblo wayúu repartido entre Colombia y Venezuela; la nación kurda que reclama unidad y un territorio que se expande en los actuales Turquía, Iraq e Irán; el pueblo roma (gitanos) que no pretenden territorio propio y sus manifestaciones en distintos países mezclan un grado de asimilación con un hilo conductor que los hermana con los demás roma.

Pueblo, como substantivo colectivo, no tiene un término para referirse a los individuos. Otro substantivo colectivo es ciudadanía, pero ciudadanía viene de ciudadano y como tal la ciudadanía es el colectivo de individuos denominados ciudadanos.

Cuando hablamos del pueblo-nación, del etnos, el problema de la individualización no es, a mi parecer, crítico. Un individuo del pueblo kurdo es un kurdo (o una kurda). Un colombiano es el individuo del pueblo colombiano. Pueblo, en este sentido, es tanto un substantivo colectivo como un substantivo contable. Hay muchos pueblos y para cada pueblo podremos individualizar a sus constituyentes.

¿Cuál es el individuo del otro pueblo, del demos?

El inglés nos muestra un truco. Pueblo (tanto en el sentido demos como etnos) se traduce como people; y si bien alguna vez existió el plural regular de person (persona) como persons, este ha caído en desuso y people se ha convertido en el plural oficial e irregular de person. Pero pueblo no es el plural de persona y como colectivo es más un colectivo de seres humanos que un colectivo de personas. (ya alguna vez discutí sobre las diferencias entre personas y seres humanos.)

Representantes de las FARC en Hurdal (Noruega) 18 de octubre de 2012. (© Scanpix Norway, Audun Braastad) / AP via Terra)

Ayer, durante la instalación de los diálogos de paz entre el estado colombiano en cabeza del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (Farc-ep), los voceros de las Farc insistieron muchas veces en ser o representar al pueblo. Dijeron muchas veces que ellos no atacan al pueblo y que ellos son víctimas de un estado que oprime al pueblo y que como pueblo se vieron obligados a tomar las armas y muchas otras frases donde se erigen como representantes del pueblo o simplemente se identifican como el pueblo.

Yo no podía dejar de oírlos sin preguntarme a qué pueblo se referían.

Juan Manuel Santos fue elegido con poco más de 9 millones de votos tras una participación en primera vuelta de más de 14 millones y medio de votos válidos que, con su participación, validaron las elecciones. En 2010 había casi 30 millones de ciudadanos habilitados para votar, lo que nos da una abstención algo superior al 50%.

El gobierno de Santos representa así a casi la mitad del pueblo colombiano. Casi la mitad o tal vez más de la mitad. Es difícil saber el porcentaje exacto porque el censo electoral parece que está inflado, pero no me atrevo a estimar por cuanto. Adicionalmente muchos de los que se abstienen a votar lo hacen por motivos ajenos a desconocer al estado. Pero asumamos que Santos, con el 30% de respaldo directo en las urnas y 49% de validación ciudadana sólo representa al 49% de los colombianos. Asumamos que tal vez su representación sea menor porque muchos votantes no lo hicieron libremente. Esto, en ningún momento significa que las Farc-ep representen al 51% del pueblo colombiano o mucho menos a la totalidad del pueblo colombiano.

Incluso, bajo esa interpretación maniquea que contrasta al pueblo con las clases dirigentes excluyéndolas (entiéndase por clases dirigentes a políticos, empresarios, terratenientes y cualquier persona que esté ligeramente por encima del rasero con el que se quiera definir pueblo), no hay, no existe expresión alguna de que ese pueblo haya depositado su representación en las Farc o en cualquier otro grupo alzado en armas.

Hay individuos que creen en las Farc o en su lucha. Hay, supongo, colectivos de mayor o menor tamaño que se identifican con las Farc antes que con el estado constitucional. Pero no conozco pronunciamientos que se acerquen en magnitud similar a 9 millones de individuos más o menos libres que se expresen a favor de las Farc y se identifiquen con su supuesta lucha.

Es difícil medir al pueblo y menos si insistimos en una forma vaga de usar el término pueblo. Pero en cualquier tipo de medición que se haya llevado a cabo el estado constitucional encabezado hoy por el gobierno de Santos tiene mayor respaldo que cualquier identificación que el presunto Ejército del Pueblo pueda mostrar.

Pero es muy sencillo. Si yo digo que yo no soy el pueblo al que las Farc representan ellos dirán que yo soy, represento o estoy a servicio de la oligarquía que ha oprimido al pueblo. Un personaje metafísico llamado oligarquía oprimiendo a un personaje metafísico llamado el pueblo.


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