En 1990, el consejo electoral de entonces (creo que no se llamaba asÃ) no aprobó la séptima papeleta. Los promotores de la misma aún asà la promovieron y, finalmente, la Corte Suprema de entonces (no existÃa una corte constitucional) le dio validez, considerando que el mandato popular por la séptima papeleta habÃa sido claro. Eso dio vÃa a un referendo/elección sobre si se convocaba una Asamblea Nacional Constituye, que se llevó a cabo en diciembre de 1990.
La participación en ese referendo fue muy inferior a la votación por el congreso que se habÃa hecho en marzo, pero el voto a favor de la Asamblea fue claramente mayoritario y la Corte Suprema, de nuevo, consideró el proceso válido y considero que la Asamblea asà constituida era válida y soberana. Como soberana, disolvió al Congreso y terminó redactando una nueva Constitución.
Veo cierto temor a si Petro podrá convertirnos en Venezuela. Primero, no todo experimento de izquierda ha sido tan desastroso como el venezolano. Ecuador y Bolivia, por sólo hablar del «Socialismo del Siglo XXI», no son paraÃsos pero tampoco fracasos. En muchos aspectos son hoy sociedades más estables y modernas que antes de que asumieran Correa y Morales. La sola palabra socialismo no predice nada. Escandinavia ha estado regida por partidos socialdemócratas y tienen hoy Ãndices de libertad económica y calidad de vida muy altos. Desde luego Petro no es un Olof Palme y no ha ocultado su admiración por Chávez.
La pregunta es, si tuviera el poder, ¿Petro nos llevarÃa por el camino de Chávez y Maduro? ¿Por el camino de Correa y Morales? ¿O por el camino de la socialdemocracia escandinava?
Pero la otra pregunta es, si Petro llega a la presidencia, ¿tendrá el poder para cambiar el destino de Colombia a su acomodo?
Lo primero, Petro entrarÃa con un congreso mayoritariamente en contra. Una gran parte de su baja ejecución como alcalde de Bogotá fue la oposición en el Concejo. Un presidente en Colombia tiene mayor autonomÃa presupuestal que un alcalde pero igual tendrÃa que hacer pactos con un congreso clientelista u oligarca.
Si no puede contar con el congreso, la alternativa serÃa saltarse al congreso. Petro ha expresado su deseo de convocar a una constituyente, pero ¿Puede hacerlo? No con el Congreso en contra, la Corte Constitucional en contra y el Consejo Electoral en contra. SÃ, una constituyente serÃa soberana y podrÃa disolver al Congreso, a la Corte Constitucional y al Consejo Electoral, pero no podrá ser convocada en primer lugar si el Consejo Electoral no colabora, a motu propio o mandado por el Congreso o la Corte.
Al menos no el 8 de agosto de 2018. Tiene cuatro años para enmermelar al Congreso o a la Corte, o para hacerse al control del Consejo Electoral. Y con oposición de los medios, la oligarquÃas polÃticas y los poderes económicos, aún asà no le será fácil.
Chávez también tenÃa la oposición de los medios y los poderes económicos, dirán. Pero Venezuela es un paÃs tremendamente dependiente del petróleo. Chávez solo tuvo que lograr el control de PDVSA y con eso comprar los apoyos suficientes en los puestos claves del poder para iniciar su camino de reformas. Correa y Morales también lograron introducir algunas reformas polÃticas importantes pero no las suficientes para cambiar el modelo económico que en gran medida continuó intacto.
Petro no me inspira confianza. Tiene algunas buenas ideas pero también algunas ideas que de lograr implementar no serÃan muy convenientes. Pero no me asusta. Incluso creo que una reorientación a las prioridades del paÃs que pueda introducir Petro, estarÃan en el camino correcto y tras cuatro años podremos evaluar y decidir si seguimos con la idea o nos regresamos.
Siento que la mayor parte del discurso anti-petrista es paranoia. Tanto sobre sus posibilidades de ganar (con votos comprados por Maduro y las FARC) como sus posibilidades reales de desbaratar al paÃs si llegare a ganar.
Y algo que los anti-petristas ignoran es por qué Petro genera tanta esperanza en tanta gente. No, no es que sea un pueblo ignorante que quiera todo regalado. Pero pensar asà es fácil. Es ignorar nuestra responsabilidad en haber creado y criado un pueblo que ve en Petro su mejor esperanza.