
Asà se titula una supuesta pelÃcula (y digo supuesta porque no tengo evidencia de que existan más de los 15 minutos filtrados por Internet) cuyo objetivo es mostrar que la sumisión del islam (lo cual es un pleonasmo: islam significa sumisión y musulmán significa sumiso) es lo que convierte a los hombres en fanáticos. Como parte del argumento pretende mostrar una vida de Mahoma, el profeta de la sumisión quien tomó elementos del judaÃsmo y el cristianismo que convivÃa con el paganismo de la penÃnsula arábiga cuando vivió. Esta representación de Mahoma es en mi opinión ofensiva y de mal gusto, como toda la pelÃcula en general que dista de la calidad de una cinta hollywoodense. (No que el cine de Hollywood sea de alta calidad, pero al menos suele ser de buena factura.)
No tengo idea si el Mahoma de La inocencia de los musulmanes esté basado en alguna investigación más o menos seria o si no es más que inventos del guionista y el tratamiento del director. Si tiene una base seria sin duda el tratamiento fÃlmico lo convierte en una caricatura lo que añade a la afrenta del sólo hecho de mostrar una imagen humana del Profeta (del cual ni siquiera debe haber imágenes).

Yo confieso que no fui capaz de ver siquiera la mitad de esos 15 minutos que han circulado por Internet, simplemente porque como pelÃcula es mala. Lo que me lleva a rechazar aún más la reacción de los fanáticos sumisos en contra de las delegaciones diplomáticas de los EE.UU. y de otros paÃses “occidentalesâ€. Claramente ese tipo de pelÃculas no corresponden a una polÃtica del gobierno estadounidense contra el Islam. No es una afrenta del pueblo de los EE.UU. contra la religión de la sumisión. Es la obra de un productor independiente, de algo asà como un youtubero, con una opinión. Opinión que no por ser pésimamente producida puede ser prohibida o censurada dentro de la legislación de los EE.UU.
¿Qué significa en últimas esto? Que estas recientes protestas del fundamentalismo musulmán contra los EE.UU. son realmente una protesta del fundamentalismo religioso en contra el concepto de la libertad de expresión.
Y lo irónico del asunto es que estas protestas le están dando la razón a lo que los autores de La inocencia de los musulmanes acusan: el islam enceguece, impide pensar libremente y reacciona fanática y violentamente contra el libre diálogo.
Una obscura pelÃcula de bajo presupuesto de la cual nadie se hubiera enterado termina siendo promocionada por los mismos que pretenden acallarla y termina dándole la razón a sus productores.
Mientras terminaba de redactar esto me metà en un intercambio twittero sobre la pertinencia de algún medio francés de publicar unas caricaturas de Mahoma.
Por un lado no conviene torear a los fanáticos y en el estado actual de las cosas publicar caricaturas del Profeta es sin duda un acto provocador e irresponsable (infantil dijo mi interlocutor). Por otro lado ¿por qué hemos de plegar nuestros principios civiles tales como la libertad de expresión al veto de fanáticos?

Creo que mis principios y la defensa de ellos no debe plegarse a quienes lo amenazan sólo porque son más peligrosos que uno. Sin duda existe la autocensura. Sin duda en muchas ocasiones vale más mi vida y la de los mÃos que la defensa de unos principios abstractos y que la necesidad de someter esos principios a prueba. Pero si tú, yo o cualquier otra persona tenemos algo que decir, tenemos el derecho moral de poderlo hacer. Es éticamente correcto hacerlo. No somos los culpables ni los responsables éticos o jurÃdicos de las acciones que nuestras palabras generen en los fanáticos. Incluso si no tenemos que decirlo sino que simplemente queremos hacerlo, bien para probar si nuestros gobiernos son serios al garantizar nuestra libertad, bien porque queremos evidenciar una reacción.