A veces tengo la impresión de que cosas que dije ayer en Twitter sobre el debate de Andrés Carne de Res pueden hacerme quedar como un macho misógino sólo porque no me adhiero completamente a la postura de la indignación oficial de tachar a Andrés Jaramillo de bestia por sugerir que una minifalda invita a una violación.

He repasado las palabras que Andrés Jaramillo expresó en su entrevista en Blu Radio y el tÃtulo que Blu Radio coloca a su clip: «A qué está jugando una niña que llega en minifalda: Andrés Jaramillo» y me parece que, en el mejor de los casos, el tÃtulo es amarillista y en el peor malintencionado. SÃ, Jaramillo expresó esas palabras. No: ese no fue el punto central de lo que Jaramillo expresó en la entrevista. Es más, el propio Andrés Jaramillo retractó esas palabras. Hay muchas pifias y bestialidades que Jaramillo expresó en esa entrevista: puntos en los que se sostuvo, y por los cuales vale la pena cuestionar a este intelectual empresario, pero reducir todo lo que dijo a que Jaramillo cree que una minifalda justifica una violación es simplificar absurdamente el debate, simplificar absurdamente los hechos y dar pie a que no se planteen los asuntos de fondo.
Andrés Jaramillo discute que se haya tratado de una violación. No, no justifica la violación sino que pone en duda el hecho. Más adelante hablaré de si tiene méritos o no. Su punto es que de acuerdo a las cámaras de vigilancia y al testimonio de un empleado del parqueadero, el sexo que tuvo la joven denunciante con otro cliente mayor fue consensuado. Más adelante hablaré de si se puede hablar de consentimiento o no. Que tras este acto de sexo casual la joven se quedó inconsciente (aparentemente durmiendo la borrachera) y fue encontrada por personal del establecimiento y llamaron al padre para que la recogiera y que la versión de la violación surgió cuando la joven tuvo que responderle al padre por lo sucedido. Jaramillo acusa a los medios de amarillismo y de haber destacado un caso sólo porque la joven es estudiante de Los Andes y los hechos ocurrieron en su establecimiento, mientras que muchos otros hechos de violaciones reales ocurren sin ser visibilizados. Jaramillo también cuestiona a las autoridades insinuando que quieren sacar provecho polÃtico de estos hechos.
Lo de la minifalda es apenas una parte del punto de Jaramillo, tras hablar de las muestras de afecto que mostraba la joven con otros clientes de su establecimiento, particularmente con un súbdito español y con el presunto agresor, hace una mención sobre el atuendo (como una forma de apoyar la versión ya presentada), y luego insiste en retirar esas palabras. Mal por Blu Radio de enfocarse en sólo esas palabras en el tÃtulo del clip y mal por la masa indignada de quedarse en el titular de Blu Radio sin indagar la verdadera razón por la cual las palabras de Andrés Jaramillo son un insulto a nuestra inteligencia.
El primer punto es tratar de minimizar los hechos: defender al establecimiento sembrando una duda sobre la acusación y difamando públicamente el carácter de la joven denunciante en este intento de defensa. Pretender acusar al padre y a la situación familiar de los hechos e insistir en que los medios y las autoridades tienen un interés particular sobre el asunto.
Palabras más sabias pudo haber sido que «es prematuro hablar de violación mientras no se establezcan plenamente los hechos, si bien hay indicios de que pudo haber sido una relación consensuada, estamos colaborando plenamente con las autoridades, hemos entregado las grabaciones de las cámaras de seguridad y la identificación del sospechoso.» Punto. Sin necesidad de estar ventilando por radio el carácter de la joven ni su relación familiar, ni insinuar ensañamiento de la prensa con su local, ni interés polÃtico de las autoridades.
Ahora. Dadas las explicaciones no pedidas ¿es posible hablar de una relación consensuada o necesariamente eso fue una violación?
Aclaro que no soy abogado, ni tengo un amplio conocimiento de la jurisprudencia existente. Mi visión es la de un ingeniero que intenta ponerle sentido común a las relaciones entre personas y de estas frente al estado, asà que si afirmo algo que va en contra de una sentencia me disculparán los que saben mejor, pero sólo me disculparé cuando me expliquen por qué ahà las leyes tienen más sentido común que yo.
El concepto de consentimiento no aplica sólo para relaciones sexuales (o, según establece el código penal: acceso carnal). Nosotros consentimos o no procedimientos médicos para nosotros o para nuestros hijos. Consentimos o no que nos envÃen por correo electrónico información comercial de un servicio al que nos suscribimos. Consentimos o no participar en actividades tales como dar un paseo por el monte con unos muchachos armados. Consentimos o no entregarle nuestra billetera a un desconocido en la calle. Consentimos o no conducir bajo efectos del alcohol. Et cétera.

En la práctica médica se habla del consentimiento libre informado. He traducido libros de bioética que tratan del tema y por eso podrÃa estar mejor familiarizado con esto que con el consentimiento al acceso carnal. Cuando un paciente va a ser sometido a un procedimiento debe, en principio, aceptar que se le realice ese procedimiento. En el mejor de los casos el médico informa al paciente de qué trata el procedimiento, cuales son los riesgos y posibles beneficios tanto del procedimiento como de no llevarlo a cabo y, una vez plenamente informado y libre de dudas, el paciente libremente acepta o rechaza el procedimiento. Sin el consentimiento del paciente el médico puede verse expuesto a una demanda por mal-praxis. Desde luego, hay muchas razones por las cuales este consentimiento libre informado no puede darse: el paciente sufre considerablemente por una dolencia y no puede pensar con claridad, o el paciente está inconsciente, o el paciente es menor de edad o sufre de una condición por la cual no puede legalmente expresar consentimiento. En muchos casos el personal médico no puede esperar a que el paciente esté en condiciones de ser informado y tenga la libertad de consentir o no un procedimiento, motivo por el cual el consentimiento se delega a un familiar, un juez, un comité médico o, en casos de vida y muerte inminente, al criterio del médico tratante. Un médico no deberÃa ser acusado de mal-praxis si salva a un paciente a punto de morir si morir era el deseo del paciente, salvo que el paciente haya advertido previamente al médico su deseo (y, aún asÃ, hoy en dÃa tal deseo serÃa invalidado).
En muchos casos el médico tiene que inferir por declaraciones previas o por su criterio médico si ejecuta un procedimiento agresivo y no explÃcitamente consentido como amputarle una pierna gangrenada a un paciente inconsciente. (Bueno, muchos dirán que no es lo mismo salvar una vida a un a costa de una mutilación, que penetrar un falo en una vagina.)

El alcohol produce varios efectos en la mente humana. El alcohol adormece, pero suele adormecer primero ciertas áreas del cerebro que nos retienen, que nos hacen ser más cautos de lo que nos serÃa beneficioso, antes de adormecer por completo el juicio, la capacidad de pensar y coordinar y finalmente adormecer todo el cuerpo. El alcohol desinhibe y por ello muchas personas lo usan para atreverse a hacer cosas que sà quieren hacer pero no se atreven estando sobrios. Por ejemplo para ir a hablarle a una chica desconocida en un bar sin temer al rechazo. En otras dosis no nos permite ser conscientes de nuestros propios actos y en cantidades aún mayores no podremos siquiera defendernos de lo que nos pasa hasta que somos simples pedazos de carne a merced de la intemperie.

Legalmente no podrÃa, no deberÃa poder usar el alcohol como defensa si cometo un delito bajo su influencia. Cuando Javier Velasco asesinó por primera vez (o lo atraparon por primera vez) el juez consideró la defensa de que su juicio estaba nublado por el alcohol y que por lo tanto no era responsable de sus actos. Lo liberó con una orden de que fuera a rehabilitación. Un par de años después, también bajo influencia del alcohol, asesina a Rosa Elvira Cely. Son incontables las veces que los medios sociales de comunicación se indignan por un nuevo conductor borracho, bien porque es un polÃtico o bien porque causó una tragedia. Independientemente de lo que los jueces digan como sociedad no aceptamos que el alcohol sea una excusa para evadir responsabilidades penales. Siempre y cuando el caso nos indigne, porque por otro lado seguimos recurriendo al alcohol para desinhibirnos y pasarla bien en una rumba.
PodrÃa ser una defensa si puedo argumentar que ingerà alcohol sin mi consentimiento, pero, salvo que me hayan sometido a la fuerza e inyectado alcohol directamente en la sangre, ¿podremos aceptar como excusa que ingerà alcohol por presión social pero yo no querÃa? ¿Y que si yo hubiera estado en mi sano juicio no hubiera aceptado el reto de mis amigos de subirme al carro borracho causando un accidente fatal?

Es un hecho, hay hombres y mujeres que (por presión de grupo o por sus propias razones) van a bares y otros sitios de rumba buscando pareja y relaciones casuales. Es un hecho que muchos de ellos usan el alcohol para desinhibirse y disfrutar mejor del momento y, en ocasiones, para atreverse a establecer contacto con las potenciales parejas.
Es también un hecho que algunas personas inducen a otras a consumir alcohol para dominarlas más fácil.
¿Cómo podemos establecer entonces la diferencia entre una joven que va a un bar con el objetivo de divertirse y tener sexo casual con un apuesto desconocido y obtiene lo que busca pero en el proceso tomó más de la cuenta y termina inconsciente y otra joven que sólo quiere bailar, posiblemente encontrar a alguien interesante con quien establecer una relación seria, pero es inducida a seguir tomando hasta perder el juicio y, cuando esto sucede, es usada y abandonada?
Ni Andrés Jaramillo, ni el padre de la joven mayor de edad, son las personas más idóneas para establecer la diferencia. Muchos de los comportamientos que muestra una cámara de seguridad, o lo que puede ver el vigilante de un parqueadero, son ambiguos.
Mucho menos somos idóneos nosotros de inferir lo que pasó por testimonios de terceros.
Salvo que otros testigos corroboren que escucharon a la vÃctima decirle que no al tipo, o que corroboren que la denunciante habÃa previamente declarado su intención de tener sexo con cualquiera no sabemos qué pasó.
Podemos tomar una actitud tajante y mecánica con respecto a lo sucedido: si en el momento en el que ocurrió el acto sexual la joven estaba tan borracha como para que su aceptación pudiera considerarse como consentimiento libre informado entonces no hubo consentimiento, entonces fue acceso carnal no consentido, entonces fue violación. Creo que sà hay una sentencia de la corte en el sentido de que ni la forma de vestir ni el comportamiento previo pueden ser tomados como consentimiento si en el momento del acto la mujer no estaba plenamente consciente.
Pero esto serÃa una diferencia importante a cómo tratamos el alicoramiento en otros casos. Convertimos a la mujer automáticamente en vÃctima despojándola de cualquier tipo de voluntad (¿responsabilidad?) que haya podido tener en el transcurso de los hechos.
Nos dice Ana Cristina Restrepo que «según cifras oficiales, a octubre de 2013, 178 mujeres han sido asesinadas en Antioquia.» La cifra se ve impresionante asà presentada, pero contrastando otras cifras que consulté en sólo el área metropolitana del valle de Aburrá, en el mismo perÃodo han sido asesinadas 1.137 personas. No me malinterpreten: una sola mujer asesinada está mal. Una sola persona asesinada está mal. Lo que las cifras solas no llevan a deducir es que el homicidio de mujeres sea un problema preocupante frente al problema del homicidio en general. ¿Es un problema de género? ¿Es el asesinato de mujeres un preocupante problema social que merece una atención especial frente al asesinato en general?
Hay cierta visión feminista de los hechos que deberÃa ser debatible como cualquier otra visión. Es posible que haya razones por las cuales sea necesario resaltar que de las más de un millar de vÃctimas mortales en Antioquia en lo transcurrido del año algo menos de doscientas hayan sido mujeres; o que si el alcohol no es excusa para pegarle a la mujer sà es excusa de esta para denunciar como no consensuado un acto sexual. Y yo no deberÃa ser acusado de ser misógino o machista por disentir de o cuestionar esta visión.
Y en cuanto al intelectual empresario Andrés Jaramillo, por favor vean más allá de la parte de la minifalda para darse cuenta por qué sà es un imbécil.
Una respuesta a “¿A qué está jugando una indignada tuitera?”
Excelente análisis